Estas parejas se caracterizan por actitudes en las que el equilibrio entre altruismo y egoísmo se logra como resultado de la confluencia de factores que tienen fundamentalmente un elemento en común, el amor. Amor entendido no como aquella expresión romántica instaurada en un contexto de ideales sociales en los que prima el sacrificio heroico por el otro, la incompletud (la media naranja) o la idea simplista de que los polos opuestos se atraen; metáforas en las que impera una idea de un amor que se logra solamente estando con otro. El amor del que estas parejas hablan, es un amor que se hace, un amor imperfecto y a la vez perfecto, pero esa cualidad de imperfección o perfección la da la historia que ambos o ambas han logrado construir, el sentido que le han atribuido a los momentos de sus vidas en los que se hacía imprescindible hacer o aunar esfuerzos para permitir que su compañero o compañera aprendiera en soledad, o en complicidad; un amor que pasa por la aceptación incondicional de sí mismo, por la consolidación de una relación consigo mismo basada  en el respeto, la confianza y la admiración, características éstas que trascienden de tal manera el plano individual, entrando a participar en la construcción  de la satisfacción conyugal. Son parejas que hacen el amor a diario, que construyen el amor a diario, y que valoran la importancia de quererse a sí mismos, sentirse queridos y de amar a otro u otra que se siente feliz al ser querido y al quererse.

Se trata de parejas en las que el progreso material es tan importante como el espiritual, para quienes el asunto de la economía familiar es un tema sustancial y de necesaria negociación, pero no más importante que la confianza, el cariño o la admiración que se tienen.  Para algunas de estas parejas la espiritualidad va más allá de la pertenencia a un grupo o doctrina religiosa en particular, pero para todas relacionada con la idea de que hay algo más allá de lo material, que la humanidad de lo humano radica en la trascendencia tanto del bien común y del individual, y no de la valoración de uno en detrimento del otro. La espiritualidad, según lo observado por nosotros, para nuestro análisis, puede también ser entendida como una característica de la complejidad que comporta el sentirnos, como especie, parte de algo que está más allá de los límites de la corporalidad y que además nos vincula emocionalmente a unos y otros con la naturaleza y con la misma historia y necesaria sostenibilidad de la vida en este planeta.

Para finalizar, resaltar entonces que el papel de la inteligencia emocional en lo que estas parejas  han construido como una relación perdurable, pasa por reconocerla como un proceso inherente al desarrollo humano y que por tanto está presente en nuestros actos, sentimientos, pensamientos, en nuestras relaciones, en nuestras decisiones, en fin, en nuestra humanidad. La inteligencia emocional no debe ser asumida como un constructo de moda, tampoco debe ser concebido solamente como un conjunto de habilidades y/o de competencias, ya que consideramos que éstas podrían ser solo una muestra de qué tan inteligentes emocionalmente somos o podríamos llegar a ser. Consideramos que ante todo, la inteligencia emocional ha de ser comprendida como un elemento fundante, pero no único, de lo humano y como tal ha de ser asumido como un proceso complejo que involucra componentes biológicos, políticos, sociales, económicos, históricos, existenciales, etc. y su relación con otros aspectos de la vida humana igualmente importantes.

Para aquellos interesados en profundizar en esta temática de la viabilidad conyugal recomendamos algunas publicaciones destacadas: ¿Qué hace que el amor perdure? Cómo crear confianza y evitar la traición en la pareja, (Gottman y Silver, 2013). The Science of Trust. Emotional Attunement for Couples (Gottman, 2011). Diez claves para transformar tu matrimonio. Cómo reforzar las relaciones de pareja (Gottman, Gottman y DeClaire, 2008). Guías del amor y la amistad (Gottman y DeClaire, 2003). A Couple´s Guide to Communication (Gottman, Notarius, Gonso y Markman, 1976). Siete reglas de oro para vivir en pareja. Un estudio exhaustivo sobre las relaciones y la convivencia (Gottman y Silver, 2012). Todas estas publicaciones se encaminan a brindar elementos a tener en cuenta para el fortalecimiento de la relación de pareja y llama la atención cómo en los últimos años el interés científico se ha encaminado a la profundización de la emocionalidad como elemento central para la comprensión de la perdurabilidad y satisfacción conyugal.

Otros documentos a destacar, por su pertinencia e incidencia para el estudio de las parejas no clínicas y perdurables, son: Acevedo, Restrepo y Tovar (2007); Acevedo y Restrepo (2010); y Cuervo (2013), realizados y publicados en Colombia y de los cuales nos permitimos destacar el reconocimiento que se da a la importancia del estudio de los procesos comunicacionales, y de los vínculos afectivos, y su relación con niveles de satisfacción y perdurabilidad conyugal. Eguiluz (2006); Eguiluz, González y López (2008); Eguiluz, Reyes y Colin (2011), realizados en México y de los que destacamos la importancia que dan a la influencia que tiene la calidad del matrimonio en la felicidad y el grado de satisfacción con la vida, además de la consideración de dicha calidad del matrimonio como factor de predicción  de lo que sucederá con la siguiente generación, es decir, sus hijos, en lo que respecta a su vida conyugal.

Otros estudios, en lo que a Latinoamérica se refiere, destacamos el realizado por Roizblatt, Kaslow, Rivera, Fuchs, Conejero y Zacharias (1999), realizado en Chile, como parte de un estudio multicultural en el que participaron también  Canadá, Alemania, Israel, Países Bajos, Suráfrica, Suecia y Estados Unidos, y del cual destacamos, además del interés por hallar elementos comunes entre culturas diferentes en lo que a matrimonios de larga duración se refiere, la importancia que le dan a la influencia de una historia de infancia feliz en la percepción actual de la satisfacción marital en la vida adulta.

Centrando la atención en otras partes del mundo, encontramos a: Lauer, Lauer y Kerr (1990); Kaslow y Hammerscmidt (1992); Kaslow y Robison (1996); Dickson, Christian y Remmo (2004), estudios realizados en Estados Unidos y de los que cabe destacar el interés en el impacto que está teniendo el incremento de la longevidad en las dinámicas maritales, y de manera particular en aquellas en las que las parejas han hecho esfuerzos por mantener su relación hasta muy avanzada edad, que se perciben a sí mismas con satisfacción y como fuente de estabilidad, compromiso con la vida e interés estar bien.
 
Y, finalmente, el estudio de Kaslow, Hansson y Lundblad (1994), realizado en Suecia, en el cual se plantean algunos factores esenciales para comprender la habilidad de algunas parejas para afrontar, resistir e incluso aprender y crecer aún en las situaciones más desfavorables, quizá lo que al día de hoy denominamos resiliencia.
    

REFERENCIAS:

Acevedo, V., Restrepo, L. y Tovar, J. (2007). Parejas satisfechas de larga duración en la ciudad de Cali. Pensamiento Psicológico, 3(8), 85-107.
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Gottman, J., Gottman, J. y DeClaire J. (2008). Diez claves para transformar tu matrimonio. Cómo reforzar las relaciones de pareja. Paidós: Barcelona
Gottman, J. Notarius, C., Gonso, J. & Markman, H. (1976). A Couple´s Guide tu Communication. Research Press: United States of América.
Gottman. J. y Silver, N. (2013). ¿Qué hace que el amor perdure? Cómo crear confianza y evitar la traición en la pareja. Paidós: Barcelona
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Por: Dr. Juan José Cuervo-Rodríguez.
Col. 21380
Miembro del Grupo de Trabajo en Inteligencia Emocional del COPC