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Los
pasados 22 y 23 de febrero, la
Sección de Alternativas de Resolución y
Gestión de
Conflictos (ARC) del COPC organizó una jornada dedicada a
formar
a psicólogos mediadores como coordinadores de parentalidad
en
las separaciones de alta conflictividad. La jornada contó
con la
participación de dos expertos de prestigio internacional,
establecidos en Canadá, como Aldo Morrone y Dominic D'Abate.
Connie Capdevila, vocal de la Junta de ARC del COPC, tuvo
ocasión de hablar abundantemente con ellos, a fin de
difundir
su conocimiento entre los colegiados.
Aldo Morrone es mediador desde 1984, coordinador y formador del Consensus Mediation Center de
Montreal y formador internacional con 25
años de experiencia en varios países,
especialmente del
ámbito europeo. |
¿Qué
caracteriza a las familias con alta conflictividad con las que trabaja
el coordinador de parentalidad?
Yo no hago una categoría especial de familias con alta
conflictividad. Lo que define la alta conflictividad es la cronicidad
del conflicto. Pienso en el conflicto en términos de cuatro
características o factores: las características
intrapersonales, las relaciones interpersonales, el objeto del
conflicto y el contexto familiar y la sociedad.
Podría
precisar este concepto de las 'características
intrapersonales'?
Son aquellas características intrapsíquicas, como
los
pensamientos o estilos cognitivos que cada uno tiene en su mente, el
carácter, los problemas de salud mental, o la
gestión de
la ira, que afectan a la relación entre dos o más
personas miembros de la misma familia. Los psicólogos
conocen
bien estos aspectos. Por citar un par de ejemplos bastante
gráficos y universales, los celos existentes entre el
niño
y la nueva pareja del padre o la que muestra un adulto con la nueva
pareja de la ex. Esta celosía se manifiesta con el rechazo
del
niño por la nueva pareja del padre, que no lo permite ser
amable
con ella. En lugar de que el conflicto sea un paso hacia el crecimiento
personal, se congela y se hace crónico.
Pasamos a definir el
segundo aspecto, el vinculado a las relaciones interpersonales en la
alta conflictividad.
Habitualmente, se trata de malentendidos entre ex parejas que pueden
afectar a un tercero, a sus propios hijos. Vuelvo a los ejemplos, a fin
de hacerlo gráfico. Pensamos en unos padres que cambian un
fin
de semana su rutina de cuidado de los niños, si tocaba
tenerlo
en el padre, ahora se encargará la madre. Él
esperaba ver
a uno o al otro y como ha quedado frustrado, reacciona contra el
progenitor que inició la separación, lo que hace
inconscientemente culpable de no poder ver al otro. En el transcurso de
la jornada, mostramos el caso de una familia con tres hijos, que
después de la separación, iniciada por ella,
vivían con la madre. Había conflicto entre ella y
un hijo
pre-adolescente, a quien pedimos que hiciera un dibujo de la familia.
En
él, se veía a la madre sola y los tres hijos con
el
padre. Mostraba así su solidaridad con el progenitor
ausente,
que no convivía con los niños.
Explicar la
separación de los
padres a los hijos es siempre una cuestión capital en estos
procesos. Como se les puede decir más allá de
estar en
ese momento los dos juntos y dándoles una
explicación
previamente pactada?
Una explicación consensuada de los padres puede ser un buen
objetivo para trabajar y conseguir. Aparte de que los padres muestren
solidaridad, es muy importante que estén abiertos a escuchar
a
los hijos. Es habitual que los profesionales mostramos tendencia a
pensar en un proceso lineal de los llamados "top down"; es decir, los
padres explican el niño. Es básico que pensamos
en un
proceso circular entre tres personas (o las que sean), contando padres
e
hijos. El niño necesita contar su versión de la
separación, no sólo que le cuenten. Él
tiene su
versión y es necesario que la pueda explicar y que los
padres
puedan escucharlo de manera bien receptiva. "¿Por
qué
creo que os separáis?". Esta explicación debe
conciliarse con la
de los padres. Así se construye la narrativa familiar de la
separación. No la narrativa parental sino la de la familia,
incluyendo a los hijos. Típicamente, la mediación
familiar y la coordinación de parentalidad ha consistido en
mediación entre padres. En cambio, la mediación
en la
familia es la que incluye a los niños, valora y tiene en
cuenta
su voz. Parece un paso obvio, pero no se hace en todas partes. Si el
niño o niña no tiene toda la
información y debe
imaginarsela o adivinarla, lo hará de manera
errónea. Si
se la excluye de las explicaciones y se le guardan demasiados secretos,
habrá que inventar la realidad; y nadie la inventa
adecuadamente.
Pasamos al tercer
aspecto, el objeto del conflicto. ¿Cuáles
resultan los más difíciles?
Algunos objetos de conflicto son más fáciles de
tratar
que otros. Nadie puede prever cuál es el más
difícil. Por ejemplo, recuerdo un caso que, en
teoría,
casi resultaba de éxito: Los padres se pusieron de acuerdo
en
todas las cosas que hacían referencia al hijo. Mostraban una
actitud común sobre lo que era importante para los
niños.
Podríamos decir que, ideológicamente, eran como
dos
hermanos. El desacuerdo llegó al hablar de la cuenta
bancaria
del hijo. La habían abierto conjuntamente y cuando se
separaron,
el padre cogió el dinero de la cuenta y explicó
sus
razones para hacerlo. La madre, en cambio, le decía que
había "robado" el dinero. Aquí no se trataba
tanto de la
cantidad, sino del simbolismo y de lo que representaba para ella, algo
muy diferente a lo que pensaba el padre. La razón
más
frecuente por la separación no suele ser la falta de amor ni
la
violencia, sino el no respetar la ley número uno de la
relación, que es la fidelidad. La infidelidad resulta muy
difícil de superar. Aquí, el objeto del conflicto
es "he
tenido un asunto y me separo" o "has tenido un asunto y me quiero
separar". La infidelidad bloquea la comunicación. Es tan
intolerable para el otro que, tras la separación, se puede
convertir en alienación. "Me engañaste" se
convierte en
una razón para "sacarte de casa", y por "no enviarte los
niños a verte porque hay una mujer que no lo merece".
A la hora de trabajar con
las familias
con alta conflictividad, comentó que la última
característica a valorar hace referencia al contexto y,
dentro
de éste, en el contexto familiar y la sociedad.
El contexto es una constante donde emerge el conflicto. Es el espacio
donde surge el conflicto y donde se escribe la historia. El contexto
ayuda a la gente a darle valor a todo, da significación.
Ayuda a
escalar y desescalar el conflicto. El contexto familiar incluye los
niños y otros miembros de la nueva familia, la familia
reconstituida. No damos suficiente importancia a la
participación de los niños en la
mediación o
coordinación de parentalidad. La historia del conflicto
forma
parte del contexto. Obviamente, cuando los protagonistas reescriben su
propia historia, lo hacen de manera negativa: "Cuando estaba
embarazada, tú querías un aborto. Ahora que nos
hemos
separado, tú quieres la custodia compartida, pero no
querías el niño ". Ejemplos de este tipo. Cuando
arranca
el conflicto, se reescribe la historia común, olvidando,
para
seguir en este ejemplo, todos los años en que ambos se
habían
preocupado de cuidar el hijo desde que nació.
¿Cuál
sería el papel que juega la sociedad en este tipo de
conflictos?
Después de una separación, lo que importa en
cuanto a las
familias en transición consiste en la manera de organizar la
continuidad de la relación, cómo debe ser a
partir de ahora.
Cuando hablo del contexto de la sociedad, hago referencia a la
intromisión extraordinaria de las instituciones y los
procedimientos sociales en los temas familiares: la sociedad como
categoría especial, la forma en que trabajan los abogados,
las
estrategias de negociación formal, la exclusión
sistemática del niño, etcétera. En el
sistema
judicial adversarial, se busca la verdad, quién hizo
qué,
quién tiene razón y quién no lo tiene.
Es un
mecanismo que te aleja de la continuidad de la relación.
Cómo se
produce esta intromisión de las instituciones de la que
habla?
Creo que los procesos y mecanismos de solución de la familia
forman parte del contexto familiar. Y vuelvo a los ejemplos y a las
preguntas retóricas para formularlos: Cómo
decidimos
qué película vamos a ver, cómo
resolvemos los
problemas? Cómo se adapta la familia a situaciones
estresantes?
Como se supera la pérdida de un trabajo, dificultades
económicas, el accidente o enfermedad de uno de los miembros
de
la familia ...? Cuando intervienen las instituciones interfieren con
los procesos de solución de la familia. Hablando de
intromisión de las instituciones, por ejemplo que una
familia se
separa y el jefe en el trabajo, los abogados o el juez piden a uno de
los progenitores afectados en la separación que decida sus
vacaciones en marzo y da la casualidad de que el escuela donde estudia
el hijo establece que las familias matriculen los chicos o chicas para
el próximo curso también durante el mes de marzo.
Es
decir, la agenda de la familia no coincide con la que ha marcado la
institución. Es una urgencia exterior, en este caso del
sistema
escolar, o puede ser laboral, judicial, de otros ámbitos. Y
para
la familia, si se acaba de producir la separación, queda
bien
claro que hay otras prioridades, otras urgencias de las que se tienen
que ocupar. Hablamos de la perspectiva eco-sistémica, de la
influencia de los diferentes sistemas. El punto de fricción
se
encuentra entre el autocontrol de la familia contra el control
institucional. Hay una diferencia clara, como de 180 grados, entre las
soluciones que comienzan los implicados en la separación, a
pesar involucren a profesionales y sistemas, en absoluto contraste con
lo que significa dejar en manos de abogados que negocien por ti, o
dejar que los jueces decidan.
La coordinación de parentalidad
representa una intrusión de factores externos a la familia.
Lo
que realmente importa es ayudar a los padres a ir hacia soluciones que
ellos mismos pongan en marcha, a las llamadas soluciones auto iniciadas.
Pensando precisamente en las intervenciones con estas familias,
qué reflexiones recomiendas para los psicólogos,
mediadores y coordinadores de parentalidad que trabajan con ellas,
considerando estos cuatro grupos de características?
Ahora viene la magia, lo convertimos en alquimia ... Convertimos lo feo
en oro. Debemos buscar las características
intrapsíquicas
armoniosas. Se trata también de armonizar relaciones y
estimular
estas soluciones iniciadas por la propia familia desde su contexto.
Resulta muy importante ser consciente de que, en estas familias, los
miembros no pueden considerar las características positivas
intrapsíquicas del otro, las ven de manera limitada. Si
etiquetamos a una persona como violenta, desacreditando las otras
cualidades, las marginamos o dejamos de lado. Generalizamos a partir de
una determinada característica y la persona deja de ser
compleja, y se convierte en tarea difícil el ver y valorar
las
otras características parentales. Como profesionales,
tenemos
que buscar la excepción y subrayarla. Qué momento
encontramos en lo que no son conflictivos? Un padre que incumple el
mandato judicial, si que cumple cuando cada viernes a las 6 recoge a su
hijo. La excepción es el pie en la puerta para desacreditar
la
visión globalizada negativa. Para los profesionales es una
estrategia de intervención. El conflicto con el que nos
enfrentamos incluye la sobre dramatización y la sobre
generalización. Todo o nada. Esto lleva a la
alienación
de uno, del otro y del niño. Recuerdo una novela de
Alessandro
Baricco, "Oceano madre", en la que el personaje protagonista es un
profesor que cada día pasea arriba y abajo por la playa.
Finalmente, alguien le pregunta porque sólo mira el suelo y
el
protagonista contesta que busca el límite entre el
océano
y la tierra para terminar su enciclopedia sobre los límites
de
las cosas. Los psicólogos pueden estar tentados de utilizar
el
modelo médico; es decir, enfocar en categorías de
gente.
Esto no permite considerar las dinámicas complejas
existentes
entre la conducta armónica y conflictual. Y esto vale para
todos
nosotros, no sólo para las familias con las que trabajamos.
Si
decimos que son personas altamente conflictivas, no les ayudamos. Hay
que buscamos las excepciones, las características positivas.
Debemos ser conscientes de todas estas dinámicas que se
producen
entre los factores destructivos o negativos y los constructivos. Al fin
y al cabo, unos determinan los demás.
Como recomienda buscar
los objetos armoniosos?
Imaginemos que ha habido violencia, que, lo pongo en
extremo, uno
ha roto la silla en la cabeza del otro. Es un hecho claramente
identificable como conducta conflictiva agresiva. Aún
así, el profesional debe buscar otras situaciones
conflictivas
en las que la persona no cogió la silla.
¿Qué
hacer? Buscamos conductas menos destructivas alternativas como parte de
las soluciones armoniosas y lo hacemos en el contexto espacial. Una de
las cosas más básicas en las situaciones
estresantes y
conflictivas y, incluso, en las violentas es el contexto espacial.
Observamos la tendencia de los conflictos a surgir en un lugar
determinado, con una persona específica, con una conducta
específica, con un objeto específico. Por
ejemplo,
conductas como dar un puñetazo en la mesa de la cocina, o
gritar, sobre el tema de los deberes del hijo o sobre cuando el otro
llega tarde del trabajo, respectivamente. Buscamos cuando no se dan
lugar los rituales del conflicto. Es decir, los conflictos no surgen 24
horas al día y tenemos que ir a encontrar estos espacios que
no
tienen. El profesional ha de descubrir, por lo que le comentan las
mismas personas interesadas, otros momentos del día, otras
situaciones, contextos y conversaciones en las que no se llama o no se
dan puñetazos sobre la mesa. No hay demonios puros. Hablamos
de
alta conflictividad pero se centra en un conflicto concreto, congelado,
que ya se ha convertido en crónico. Las intervenciones deben
tener en cuenta el contexto de la nueva familia. Si, como
profesionales, limitamos la visión en la familia
padre-madre-niño, nos olvidamos de que una familia
reconstituida
también consta de otros miembros. Los profesionales no
pueden
intervenir igual en una familia tradicional que en otra reconstituida.
Buscan una buena razón para poder justificar invitar a los
niños o una nueva pareja a las sesiones. Ver a la nueva
pareja
en el juzgado es visto como una provocación o una
manipulación, cuando también se puede ver como se
trata
de la persona que puede ayudar más en una
situación
estresante.
Entrevista por Connie Capdevila, col. 8311