Intervenciones con familias en situación de alta conflictividad post-divorcio: Reorganización de la co-parentalidad priorizando el bienestar de los hijos

El pasado 4 de octubre, el Grupo de Trabajo sobre Coordinación de Parentalidad (CP) de la Sección de Alternativas de Resolución y Gestión de Conflictos (ARC) del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña organizó una mesa de diálogo en la sede del mismo Colegio en Barcelona, en la que participaron destacadas voces de diversos ámbitos implicados en la intervención en separaciones de alta conflictividad. Este es un nuevo paso adelante con el objetivo de avanzar en la implementación de la coordinación de parentalidad y de trabajar las directrices de la ética y la práctica de los profesionales, siguiendo la formación iniciada en las jornadas de los pasados 22 y 23 de Febrero.
En esta ocasión, la mesa de diálogo se organizó transversalmente desde cuatro secciones profesionales: Sección ARC, Psicología Clínica y de la Salud, Psicología Jurídica y Psicología de las Mujeres, con la colaboración del Centro de Mediación de Derecho Privado de Catalunya. Contó con la presencia de destacados prestigiosos profesionales especializados en diversos ámbitos. Todos ellos, desde su rol profesional, asisten a familias en situación de alta conflictividad post-separación o divorcio. El acto convocó un gran número de asistentes que llenaron el salón de actos confirmando el interés sobre el tema planteado.

Ponentes de la mesa de diálogo:
Dominic D'Abate, coordinador de parentalidad. Consensus Mediation Center, Montreal, Canadá
Gemma Baulenas, psicóloga clínica y terapeuta familiar. Escuela de terapia familiar. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Mercè Cartié, psicóloga forense. Equipo de Asesoramiento Técnico de Familia (EATAF). Generalitat de Catalunya - Departamento de Justicia
Ansel Guillamat, psicóloga mediadora ámbito judicial. Centro de Mediación de Derecho Privado. Generalitat de Catalunya - Departamento de Justicia
Elena Farré Trepat, Magistrada de familia, Juzgado de 1ª Instancia número 17 de Barcelona.

Entre los objetivos de esta mesa de diálogo figuraban la introducción del rol del/la psicólogo/a coordinador de parentalidad en los procesos de separación y divorcio. Al mismo tiempo, pretendía identificar coincidencias y diferencias con otros roles profesionales que trabajan con familias en situación de alta conflictividad post-divorcio y se preocupan de reorganizar la co-parentalidad priorizando el bienestar de los hijos/as.

Las ponencias y el diálogo generado a partir de las preguntas de los asistentes terminó con algunas conclusiones que confirman la necesidad de la figura del/la coordinador de parentalidad para ayudar a las familias en situación de alta conflictividad post-divorcio.

1. Hay situaciones de alta conflictividad post-divorcio que no se resuelven con la intervención judicial y los numerosos procedimientos que generan un número reducido de familias conllevan una sobrecarga para los magistrados de familia. A este hecho se suma la frustración de los jueces/zas y magistrados/as por la dificultad de dar una respuesta adecuada que resuelva el conflicto en la parentalidad.

Los jueces hacen uso de todos los servicios y profesionales que tienen a su alcance, evaluaciones del Equipo de Asesoramiento Técnico de Familia (EATAF), mediación, puntos de encuentro, fiscal y abogados. Pero los instrumentos judiciales disponibles no son suficientes para ajustarse a las auténticas necesidades de las familias con alta conflictividad y resulta difícil derivar a servicios que son de pago y que suponen un coste adicional para la familia. A menudo los propios jueces deben responder conscientes de que la sentencia no resuelve la situación, no pone fin a la conflictiva relacional, y que el factor tiempo es fundamental. Incluso los mismos jueces son conscientes de que tienen que decidir sobre la situación expuesta, pero que lo que determinen no es quizás la mejor manera en cómo se debería haber resuelto la situación, pero sí la más factible con los medios actuales.

La figura del CP ayudaría a poder llegar a una toma de acuerdos basada en las demandas dinámicas de la familia, y favorecería a que se pudieran mantener. Más aún, teniendo en cuenta que a menudo estos progenitores en conflicto no implementan el plan de parentalidad parcial o totalmente, las sentencias se incumplen y crean nuevas judicialitzacions de las problemáticas, cronificando las situaciones complejas para progenitores e hijos / as y suponiendo una gran gasto económico. El CP tiene por objetivo central trabajar la coparentalidad para ayudar a la familia a implementar el plan de parentalidad y fomentar la resolución de disputas y las decisiones efectivas sobre temas relacionados con los hijos, velando siempre por su bienestar.

2. Los servicios que disponemos en Catalunya y los que se derivan estas familias atrapadas en la disputa crónica con alta conflictividad no son suficientes para responder a sus necesidades con el fin de ayudar a que los progenitores puedan funcionar en una co-parentalidad efectiva para el bienestar los hijos e hijas.

Por ejemplo, el programa de seguimiento de familias del EATAF quiere ayudar a que se ejecuten las sentencias y también informar a los jueces de su cumplimiento. Pero no es un servicio a largo plazo, y las familias con alta conflictividad necesitan más que un seguimiento, una intervención más intensiva donde también se contemple una función psicoeducativa, de mediación de disputas y de coordinación entre profesionales. La mediación familiar, debido a que la asistencia a la sesión informativa no es obligatoria, por su necesaria aceptación por ambas partes y su brevedad en el tiempo, a menudo no puede ser el camino elegido en situaciones de tan alta conflictividad, donde la tolerancia y el encuentro se convierte compleja.

Además, desgraciadamente, los equipos de la sanidad pública se encuentran actualmente en una situación complicada e inestable, difícilmente pueden atender conjuntamente la problemática y debido a la actual situación económica se han reducido los propios programas y los espacios en red.

3. Los profesionales constatan el solapamiento de algunas funciones entre profesionales que trabajan con estas familias. Y también, que desde su rol profesional, la ayuda no es suficiente y es importante la colaboración en red y la confianza entre los profesionales. Para tal fin, se requiere una coordinación entre servicios y equipos que intervienen para ayudar a estas familias multiasistidas.

En la actualidad, sin embargo, es complejo ver un caso de forma conjunta y establecer espacios de creación de saber interprofesional. La falta de recursos conlleva una reducción del alcance de las intervenciones y un trabajo enfocado desde priorizar aquellos casos más necesitados. Por ejemplo, en estos momentos, la red pública interviene básicamente cuando se identifica patología en los niños/as, relegando a un segundo plano ese sufrimiento existente entre los niños involucrados o expuestos en una ruptura familiar conflictiva.

La figura del CP podría tener un papel capital para aglutinar y canalizar este trabajo en red y hacer avanzar el proceso. El hecho de que el CP tenga acceso y pueda establecer contactos y colaboraciones con los diferentes profesionales que intervienen con la familia, facilita que el trabajo de cada uno permita avances concretos en una misma dirección: el bienestar directo de los hijos/as.

4. Se constata que cuando muchas instituciones están involucradas en un mismo caso complejo a menudo se contribuye a 'institucionalizar' el conflicto y a restar capacidad de autogestión a la familia.
Para la familia no es fácil integrar las diferentes aportaciones y hacer una lectura que les permita configurar las relaciones de forma diferente, a la vez que queda reducido su margen de movimiento, que viene marcado por los equipos.

La figura del CP podría ayudar a estas familias a recuperar la autogestión, que está minada por el propio conflicto y situación de ruptura, pero también en parte congelada involuntariamente por las diferentes intervenciones.

5. A menudo los abuelos y abuelas quedan fuera de las intervenciones.
La coordinación de parentalidad mantiene un enfoque sistémico, y por tanto, por lo que contempla incluir a todos los miembros del sistema familiar, progenitores, hijos, nuevas parejas, y abuelos y abuelas, así como también a los profesionales e instituciones involucrados con la familia, en el trabajo por la mejora.

6. Caso especial: Los hijos/as que rechazan a un progenitor.
A pesar de la mayoría de los niños y niñas quieren seguir teniendo una relación con ambos progenitores, una proporción pequeña de niños y niñas desarrollan una fuerte reacción negativa hacia uno de los progenitores. Actualmente no hay intervenciones especializadas. Es necesario que los profesionales de la psicología llenen este vacío. Si bien existen recursos donde se puede ofrecer un escenario de trabajo para estos casos, como son los puntos de encuentro familiar, estos tienen una temporalidad e intervención limitada y pueden ver como un complemento la figura del coordinador/a de parentalidad como una oportunidad para la resolución de estos supuestos.

7. No menos importante es la importancia de detectar maltrato y violencia de género en estas familias.
La presencia de violencia es una condición excluyente para realizar un proceso de mediación, pero no de coordinación de parentalidad. En la fase inicial del proceso de CP se evalúa la presencia de violencia o maltrato. Para esta tarea, el CP debe estar debidamente entrenado en la gestión de conflictos y como diferenciarlos de los procesos de violencia. En esta dirección, la formación del CP incluye un módulo sobre violencia de género.

8. Resulta imprescindible fomentar el diálogo entre profesionales de la salud mental y del ámbito jurídico para poder ayudar a estas familias en situación de alta conflictividad.
El grupo de trabajo de coordinación de parentalidad del COPC tiene como uno de sus objetivos fomentar la colaboración entre psicólogos coordinadores de parentalidad y los profesionales del ámbito judicial. En la coordinación de parentalidad la relación del/la CP con los abogados/as de los progenitores es muy importante para el éxito del caso. Además, el CP colabora con el juez o la jueza de familia que lleva el caso.

9. La importancia de determinar el origen de la alta conflictividad: Si se trata de una conflictividad relacional resultado del duelo y dificultades de asumir la separación o divorcio, o bien si se trata de la patología individual o de ambos miembros de la pareja.
El/la psicólogo/a que ejerce la CP está formado/a y tiene experiencia en mediación familiar y tiene conocimiento de las dinámicas familiares en las separaciones o divorcios que, combinado con la formación de base en psicopatología aporta un valor añadido a trabajar con estas familias. Además, el/la CP utiliza técnicas de psicoeducación, terapia, gestión de conflictos, mediación, coaching, fácilmente conocidas por psicólogo/a.

Conclusiones elaboradas por los miembros del Grupo de Trabajo de Coordinación de Parentalidad (Sección ARC): Connie Capdevila, Sara Gironès y Laia Rosich

Links de interés sobre la cuestión:

La figura del coordinador de parentalidad en las separaciones altamente conflictivas, artículo de Connie Capdevila Brophy
Entrevista al Dr. Dominic D'Abate, director del Consensus Mediation Center de Montreal
El Programa de Seguimiento Familiar del EATAF: finalidad, objetivos y método. Afinidades y divergencias respecto de la figura canadiense del coordinador de parentalidad
Presentación de ponencia de Merced Cartié. Programa de Seguimiento EATAF y coordinaciones de parentalidad
Programa de seguimiento EATAF y coordinación parentalidad de Mercè Cartié en Prezi