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Entrevista a Jorge Barudy, ponente de la I Jornada del Comitè d'Infància i Adolescència del COPC |
SECCION:
Entrevistas
// PUBLICAT 23/10/2012 13:34:00 |
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El
profesor Jorge
Barudy es neuropsiquiatra y psiquiatra infantil además de
haberse
especializado en terapia familiar. Nacido en Villa Alemana, una
pequeña
ciudad de Chile cerca de Valparaíso, se mudó en
su
juventud a Bélgica,
para más tarde establecerse en Barcelona. Fue docente en
psicología
sistémica en la Universidad Católica de Lovaina y
ha sido
profesor de
varios postgrados en la Universidad de Barcelona. Es fundador y
director de los centros EXIL (centro médico psicosocial para
los
exiliados y víctimas de la violencia y la tortura) en los
que ha
trabajado con exiliados de Ruanda, Chile, Sarajevo, Kosovo…
Es
también
fundador de IFIV (Instituto de Formación e
Investigación
y Acción sobre
la Violencia y la Promoción de la Resiliencia). |
En el Comité de
Infancia y
Adolescencia del COPC llevamos un año viendo los factores de
riesgo, los factores protectores, y se han llevado a cabo, mesas
redondas sobre inmigración y infancia, abuso de las nuevas
tecnologías, atención a la diversidad…
Aparte de
lo que hayamos hecho, ¿Qué líneas de
trabajo cree
usted que deberíamos seguir?
Hay tres temas que siempre están presentes en la
práctica
psicológica. El primero es la psicotraumatología,
o la
traumatología del sufrimiento infantil, que es fundamental.
Es
un tema complicado, porque es reconocer que el mundo adulto con sus
creencias y comportamientos daña a la infancia, no solamente
a
nivel de la familia, sino a nivel de otras instituciones y a nivel de
sistema social. La psicotraumatología, no le interesa a todo
el
mundo, pero el niño dañado, con traumas, no
debería tener que asumir la culpa de sus propios
trastornos, que en cierta manera han sido provocados por esa
incompetencia del mundo adulto. De ahí el segundo tema, que
sería casi un paralelismo: los buenos tratos en la infancia.
Sería lo que tenemos que hacer para garantizar que
todos
los niños vivan en un buen contexto. Desde la historia de la
psicología hay bastante material para entender lo que
significa
estar bien para el ser humano y esto se traslada a los
niños.
Sobretodo se ha avanzado en el estudio del apego y la
empatía,
lo que nos conduce al tercer gran tema, que es la resiliencia. El
paradigma de la resiliencia nos ha abierto muchas posibilidades para
darle un sentido a lo que hacemos, entender porqué
las
relaciones interpersonales cuando son de buen trato y afectivas,
permiten que los niños que son afectados por entornos
dañinos, tomen consciencia de ello, Todo esto desarrolla una
capacidad de resiliencia y nos da mucha esperanza y sentido a lo que
estamos haciendo.
Después
de este marco
más global, ¿Qué
acciones concretas cree que se deberían llevar a cabo, en
este
caso por
parte de las instituciones hacia la infancia y la adolescencia?
Yo pienso que podemos
utilizar una óptica lo más
positiva posible pero a partir de una crítica del mundo
adulto y
los sistemas sociales. El estado, a través de sus
políticas públicas, no está
respondiendo a las
necesidades de la infancia, y desde mi perspectiva, el sistema social
está provocando más desigualdades sociales,
más
stress y desencuentro de los seres humanos, lo que no es un buen
ejemplo para los niños y menos para los jóvenes.
A mi
manera de pensar las instituciones lo primero que tendrían
que
hacer es aceptar su responsabilidad, en vez de describir los
comportamientos, los trastornos conductuales y atribuir la causa
solamente al que lo produce. Por ejemplo, el consumo de alcohol, el
tema del botellón, la violencia en la calle de los
jóvenes, el fracaso escolar etc. son claros ejemplos de que
en
algo esta,ps fallando. Estamos creando un mundo de relaciones
interpersonales que no es capaz de dar una respuesta integral a todos
esos problemas, más aún, creo que estamos
construyendo un
mundo que promueve eso, que lo facilita. Boris Cyrulnik es una persona
que me ha influido mucho en mi práctica y en el
prólogo
de uno de nuestros libros dice algo muy impactante:
“Si no
se producen cambios radicales la vergüenza del siglo XXI va a
ser
el infanticidio” La vergüenza del siglo XX fue el
genocidio
que hicieron con los judíos, pues este siglo será
la
muerte de los niños, no sólo en un sentido
físico,
sino también de alguna manera, del deterioro de la salut
mental
infanto-juvenil.
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Si eso es lo que toca a
las
instituciones, ¿qué cree que
tendríamos que hacer
los profesionales de cualquier ámbito,
psicológico,
social, etc.?
Los profesionales tenemos que ser lo más competentes posible
y
seguir estudiando y nutriéndonos de las investigaciones. Lo
que
me parece importante es que tenemos que dar testimonios, que parte de
los transtornos tienen que ver con el clima social, tanto a nivel
microsocial como pueden ser las relaciones interpersonales, la
violencia machista, los malos tratos… Tenemos que dar
testimonio
de lo que significa vivir en esos contextos y el valor
terapéutico, la solidaridad. Al mismo tiempo tenemos que
sensibilizar y utilizar este rol que tenemos para aportar conocimiento.
La medicina y la psicología son profesiones que
tendrían
que ser activistas en el sistema social, para construir sistemas
más harmónicos, más amorosos y
más
solidarios. Las nuevas generaciones son gente de esperanza, a pesar de
que el discurso dominante no sea así, tienen esa
intención de mejorar las condiciones de vida del conjunto de
la
población. |
Usted
estuvo trabajando en Lovaine, en
Bélgica. Con su dilatada experiencia en distintos
países,
¿cree que hay diferencia en como se está
interviniendo
aquí en España, con el resto de países
europeos o
de Sudamérica?
Yo como víctima de la dictadura de Pinochet fui desterrado y
caí en Bélgica, en el año 75. En Chile
había sido médico rural y en la Universidad de
Lovaina
fueron muy solidarios con los exiliados y me dieron una beca para una
especialización, que fue neuropsiquiatría. De
ahí
me especialicé en psiquiatría infantil y terapias
familiares, tuve la suerte de tener una formación muy
amplia. En
el año 80 empecé a trabajar con la
desprotección
infantil y durante 14 años he dirigido el Programa de
Prevención y Tratamiento de Maltrato Infantil en la
Universidad
de Lovaina. En el 2000 llegué a Cataluña, donde
también he practicado la docencia y he seguido
especializándome en infancia. Puedo decir que en el fondo,
lo
que me he encontrado en todos los lugares en los que he estado es algo
que tiene que ver con el compromiso de las personas, y esas buenas
personas las encontramos en todas las profesiones y en todos los
países. Cada estado ha intentado que haya una tendencia a la
mejora de las políticas públicas, con la
inversión
de recursos, la reflexión… pero ha habido
momentos de
avance y de retroceso. Ahora estamos en un período de
retroceso,
en el que la infancia puede pagar un precio muy alto, sobretodo la
infancia desprotegida. En América Latina los recursos
siempre
han sido limitados, y esa falta de recursos se ha equilibrado con el
corazón, con la creatividad y con técnicas como
la
musicoterapia, la arteterapia, ciertas respuestas para esta infancia
tan maltratada socialmente. A veces esto se echa de menos en Europa,
aunque en Cataluña sí me he encontrado con ese
espíritu, hay miles de proyectos interesantes de
acompañamiento para niños y familiares, de
mejorar las
competencias parentales. Hay que destacar el papel de la
psicología y su implicación, ya que cada vez
más
se nutre de otras ciencias y tiene miradas transversales. La mente es
una pulsión del cerebro, y el cerebro se estructura no
solamente
por el genoma sino por la relación del genoma con el medio
ambiente, y eso es tan fundamental que nos hace decir que la calidad de
las relaciones personales determina la calidad de la mente. Algunos
psicólogos ya lo dijeron hace mucho tiempo, y ahora con
todas
las investigaciones que se han llevado a cabo, se demuestra cada vez
más que esto es verdad. Vemos la capacidad de la
gente
para salir adelante, como día a día se
reconstruyen. Esto
nos da mucha esperanza sobre la condición humana, incluso
algunos hablan de psicología positiva.
El
profesor Jorge
Barudy estará presente en la I Jornada del Comitè
d'Infància i Adolescència del COPC el
próximo 16 de noviembre.
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