Eugenio Díaz es psicólogo clínico y psicoanalista. Miembro del Consejo de Administración de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP), y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis AMP). Presidente del Comité Organizador de las Duodécimas Jornadas de la ELP que con el título “Goce, Culpa, Impunidad. De los laberintos de la culpa a la política del síntoma” se celebrarán los próximos 9 y 10 de noviembre en el World Trade Center de Barcelona. 

1. Goce, culpa, impunidad son términos de uso común en la lengua y ahora además de permanente actualidad y debate social y político. ¿Qué tienen que aportar los psicoanalistas a este debate?

El psicoanálisis tiene en cuenta el uso común y actual que se hace de estos términos, pero a la vez se aleja de este uso, aunque sólo sea porque cada uno tiene suficientes aristas para no concluir demasiado rápidamente. El psicoanálisis puede aportar el tiempo para comprender, en una época y un debate, que quiere pasar sin solución de continuidad del instante de ver al momento de concluir.

Me parece que este cortocircuito (ahorrarnos el tiempo de comprender) tiene consecuencias en la subjetividad de la época, en relación al goce (más malestar), a la culpa (con la confusión entre responsabilidad y culpabilidad) y en el empuje a la impunidad, cuando no al cinismo, que se justifica en el prejuicio y la moral, sea la que sea.
Podemos decir que el goce, concepto central para el psicoanálisis, no es exactamente el placer, incluso es antinómico al placer. No hay sujeto que no goce, hasta el extremo de poder decir que el sujeto es el goce mismo.

La culpa es también un modo de gozar, y como tal imposible de desprenderse de ella del  todo. Es castigo, pero al mismo tiempo puede ser un modo de zafarse de la responsabilidad.

La culpa si bien puede venir de fuera, es intrínseca al sujeto. No hay sujeto sin culpa, como tampoco lo hay sin responsabilidad. Otra cosa es que a veces esta culpa empuje a lo peor, desde delinquir, hasta todo tipo de inhibiciones, o pasajes al acto, o que aporte “cierto límite” al “todo vale”, bien presente en nuestra época.

Por otro lado, desde el psicoanálisis afirmamos que nadie es impune, aunque algunos lo crean y actúen como tal. La impunidad pasa factura, si bien a veces puede no ser tan obvio ni para el propio sujeto, ni para el Otro social.

La película de Woody Allen, “Match Point”, da cuenta de una manera ejemplar, que donde hay impunidad el sujeto desaparece como tal para la vida. Recordemos a uno de sus protagonistas -asesino de su amante y de una vecina inocente que podía delatarle- en la escena final en su loft londinense con la mirada perdida, sin poder ver la belleza de la metrópolis, ni escuchar nada de una conversación familiar sobre el futuro, sobre su reciente paternidad.

2. Se afirma a menudo que vivimos en una sociedad  marcada por la desinhibición y “liberada” de la culpa y su moral si bien eso no parece asegurar el bienestar. ¿Cómo entender esa paradoja?

Lo que sabemos es que el bienestar no está asegurado para el ser humano y que no siempre está donde se cree que está. También, que hay un monto de malestar en el “avance hacia el bienestar” de nuestra civilización, que conviene no obviar.

Y sabemos de esta paradoja desde Freud, cuando en los años 20 del siglo pasado hizo mirar sobre lo intrínseco del malestar en la cultura y con Lacan que advirtió a finales de los 40, en su tesis sobre la agresividad (no por casualidad uno y otro texto fueron escritos al final de las dos Guerras mundiales), que los efectos de irresponsabidad del “hombre liberado de la sociedad moderna” (en forma de inhibiciones funcionales, de desrealizaciones del prójimo y del mundo, con consecuencias sociales de fracaso y violencia), lo condenan “a la más formidable de las galeras”.

3. Uno de los tratamientos modernos de la culpa parece ser el perdón. No hay día sin que algún dirigente político, religioso o social pida perdón por alguna acción realizada por él mismo o por antecesores  (país opresor, comunidad religiosa,..). ¿Qué valor tiene ese perdón desde la perspectiva del psicoanálisis?

En general la idea del perdón remite al arrepentimiento y a la redención de culpa. Esperamos, creemos, que es el paso necesario para que el sujeto -individualmente o en nombre de un colectivo- se haga responsable de sus  actos, y que impida así, la posible repetición. Sin embargo, no es seguro que pedir perdón implique una responsabilización y menos aún que ponga límite a la repetición.

En ocasiones puede ser una coartada para seguir haciendo lo mismo. Cuando no -bajo la fórmula “…pido perdón si a alguien le molestó lo que dije o hice”- encubre una intención agresiva, culpabilizando a la víctima, o rebajando su valor.

A menudo remite a las buenas intenciones. A una buena voluntad carente de consistencia, por desconocer la causa y verdadera naturaleza de lo hecho o dicho. También del lado del que perdona.

Lo que importa verdaderamente son los actos que se desprenden de las palabras.

4. La política del síntoma es una expresión usada a menudo en el psicoanálisis de orientación lacaniana. ¿Podría explicar a los lectores de que se trata?

Para el psicoanálisis el síntoma no es sólo algo por lo que el sujeto sufre y de lo cual debe desprenderse. Sin duda que es un sufrimiento, pero también, aunque parezca paradójico, lo que cada uno ha construido para responder a la pérdida estructural que supone para el ser humano estar en la vida.

El síntoma es lo que no va y el modo singular con en el que el sujeto hace su lazo con el mundo.

Por eso, el síntoma no puede pensarse sin más como un problema al que dar solución, como algo a eliminar. El síntoma para el psicoanálisis es una cuestión, a la vez que una respuesta del sujeto. Quizás su única respuesta posible, el tratamiento que hace de su goce.

Así entendida, decir  “la política del psicoanálisis es el síntoma” implica una orientación que trata de promover un sujeto que quiera saber sobre las condiciones de su goce propio. Un sujeto que quiera ir hasta el fondo, para hacer fecundo  lo incurable del síntoma. Y que por tanto, lejos de pretender eliminarlo quiera desvelarlo, pues es con él con que se hace “su” vida.

Entrevista realizada por José Ramón Ubieto. Psicólogo clínico y Psicoanalista. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis