Entrevista a Gustavo Martín Garzo, psicólogo y escritor |
SECCION:
Entrevistas
// PUBLICAT 21/09/2015 13:44:00 |
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El GT de Psicoanálisis
con Niños tuvo el placer de conversar con Gustavo Martin Garzo,
psicólogo y escritor, ganador de numerosos e importantes
premios
literarios. Él fue el invitado de la conferencia realizada
en el
COPC, «La
clínica en los cuentos para niños. Entre la
fantasía y la realidad»
Para Freud, la
literatura fue
fundamental; sobre todo en cuanto a dos géneros: el cuento y
el
mito. Evidentemente, los cuentos en la infancia son muy importantes. En
alguna época, tus cuentos para niños fueron muy
criticados, porque se decía que eran demasiado
dramáticos. Me gustaría que nos dijeras
qué es
para ti el cuento infantil y también si haces una diferencia
entre los cuentos para niños y los cuentos para adultos.
Pienso que sí que hay una diferencia,
porque
probablemente, aquello que entendemos por cuento para los
niños
está mucho más cerca del mundo del relato, del
mundo del
mito. Actualmente, el mundo del mito sobrevive en historias y en
relatos que pensamos que sólo pueden interesar a la infancia
o
que sólo la infancia puede entender.
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Yo no soy una persona pesimista que piensa que el mundo está
muy
mal, aunque en según qué aspecto lo
está, pero
creo que uno de los problemas de nuestro tiempo es que ha perdido la
memoria. Esta pérdida de la memoria afecta, entre
más
cosas, a este mundo del que hablamos, el mundo de los relatos
esenciales que han acompañado a los hombres desde el origen
del
tiempo. El hombre siempre ha necesitado historias para explicarse el
mundo, para entenderse a él mismo, para entender a los
otros...
Con relación a esto, si estas historias se han conservado y
se
han transmitido de generación en generación,
deben de
tener un elemento valioso; si no, se habrían olvidado.
Entonces,
la pregunta es: qué hay en estas historias si el ser humano
no
las ha querido olvidar y si, una vez escuchadas, las ha guardado en la
memoria y ha esperado el momento del encuentro con un niño o
con
alguien especial para explicarlas cómo si le ofreciera una
cosa
valiosa, y el elemento valioso da sentido a las cosas.
También haces
hincapié en
el elemento oral, en la transmisión actual. Ahora las
abuelas
explican menos cuentos.
Las abuelas, los padres, los adultos explican, en general, muchos menos
cuentos a los niños. En mi opinión esto
es una tragedia, los cuentos, esencialmente están
muy unidos a la oralidad, a la palabra que llama, a la
palabra encarnada que nace del cuerpo y se prolonga en el otro.
Esto se ve
muchísimo en los
niños que tienen miedo. Dicen: "No te vayas.
Vuélvemelo a
explicar". No quiero decir que todo sea por el miedo, pero es una
manera de estar más tiempo con el adulto. Deshacer esta
dependencia es todo un proceso...
Sí, sí. "No te vayas, todavía.
Explícame un
cuento". Es decir: "No me dejes, todavía. Quédate
un rato
más". El tiempo del cuento es el tiempo ganado a las
obligaciones, a la realidad.
Aquí hay una
cuestión que abordas y es la de la realidad.
Esto también sale, por ejemplo, en
la historia de Sherezade. ¿Cómo consigue
sobrevivir, Sherezade?
Explicando un cuento. En el fondo, es como decir: "No me mates", que
es lo que Desdémona dice a Otelo en aquella frase preciosa:
"Mátame
mañana"; cuando ha agotado todas las
maneras racionales y piensa: "¿Porqué
te empecinas en hacer
esto? ¿Qué es este disparate?".
Cuando ella se da cuenta de que no tiene
ninguna manera de contener a este hombre, que ha perdido totalmente la
razón, intenta conseguir unas cuantas horas, un poco
más
de tiempo. El tiempo del cuento es el tiempo tomado a la muerte, es el
tiempo de la vida, claramente.
Esta es otra de las
cuestiones esenciales que han interesado al
psicoanálisis. A Freud le
interesaban mucho los cuentos y el mito. También hay esta
relación con el lenguaje. Las madres, intuitivamente, saben
que
es crucial de hablar a sus hijos. No sabemos, evidentemente, si
entienden lo que les dicen, pero en general son palabras de amor.
Claro. Es muy significativo que todas las madres del mundo, en todas
las culturas, incluso en las más analfabetas, son
conscientes
intuitivamente que no solamente tienen que tener cuidado del
niño, le
tienen que alimentar, y también le tienen que hablar. Para
que esta
criatura se convierta en un ser humano, le tienen que dar aquel
alimento misterioso que sólo tienen las palabras. Por eso le
hablan sin
parar; incluso muchas hablan al niño cuando están
embarazadas, de forma
que van preparando el nacimiento del ser humano. En el
embarazo esta
criatura aún no es. Para que se transforme en un ser un
humano,
necesita del lenguaje, uno de los dones esenciales que la
madre le da.
Nosotros, en la
clínica, cuando
hacemos una entrevista a la madre y al padre, queremos averiguar
qué
pasaba durante el embarazo, porque allí ya se establece una
relación,
tanto con la madre como con el padre, diría que con la madre
es más
intensa porque lo trae dentro.
Es verdad que hay padres
muy maternales y hay madres que no lo son nada, pero en los primeros
momentos la madre, en general, vive la relación con su hijo
con más
intensidad, porque al fin y al cabo ha nacido de su cuerpo y lo
alimenta con su cuerpo. Lo tiene al pecho y a la vez le habla, le
explica cosas. Por lo tanto, darle de comer y darle palabras es el
mismo acto. Todo se confunde en este acto maravilloso de intimidad. La
maternidad se ha representado muchas veces, sobre todo en la pintura.
Fíjate que hay cuadros maravillosos. Son del mundo de la
religión, de
la Virgen María, estas madonas son una madre y un
niño. Esto ha
fascinado siempre. Es el momento de fascinación por
excelencia, por su
carácter doble: el niño está fascinado
por la madre, y la madre lo está
por el niño. Esta escena muestra un
momento de plenitud de la vida,
y tiene que ver con el encanto y con la
fascinación.
Hacerse
preguntas forma parte de la humanidad: de donde venimos,
donde
vamos... Uno de los temas centrales de tu obra es el amor y la muerte.
Con relación a esto, te pregunto si estableces una
diferencia entre la
realidad y la ficción.
Todo depende del significado de
las palabras. ¿Cuando hablamos de realidad, de
qué hablamos? Esta es la
pregunta. ¿La realidad tan sólo es lo que tenemos
ante los ojos, lo que
podemos tocar, lo que podemos filmar con una cámara de
vídeo? Es esto,
pero a la vez no solamente es esto, porque nosotros también
formamos
parte de la realidad, y en nosotros hay nuestros deseos, nuestros
sueños, nuestros anhelos, todo un mundo escondido, oculto, y
esto
también es real. Para mí, la ficción
no es una manera de alejarme de la
realidad, sino que sirve para profundizar en la realidad, para revelar
la parte oculta de la realidad. Mediante la ficción me puedo
acercar a
lo escondido, oculto. Este es el valor de la ficción y de la
imaginación misma. La imaginación no es una
facultad que me sirve para
sustituir el mundo real, lleno de conflictos y de problemas, por otro
hecho a la medida de mi deseo, más complaciente. Por el
contrario, la
imaginación profundiza la realidad y abre las puertas
cerradas, la
puerta cerrada de Barbazul, la habitación prohibida en la
que la
protagonista quiere entrar.
¿No crees que
también puede haber la imaginación como fuga?
Sí,
pero esta no es la auténtica imaginación. Hay
alguien –ahora no
recuerdo quién– que distinguió entre la
imaginación y la fantasía. Me
parece que lo dijo Todorov. La imaginación permite
relacionar
realidades que la razón separa. Gracias a la
imaginación relacionamos,
por ejemplo, el mundo de los hombres y de los animales, el mundo del
niño y del adulto, el mundo del hombre y de la mujer, el
mundo del
sueño y de la realidad, el mundo de los vivos y de los
muertos... La
razón separa estos mundos, pero mediante la
imaginación construimos
puentes entre unos y otros; por ejemplo, toda la literatura de
fantasmas sale de este vínculo entre el mundo de los vivos y
el de los
muertos. Los muertos están, aunque la razón nos
dice que cuando alguien
se muere, desaparece y todo se ha acabado. Somos organismos
biológicos
y tenemos un fin, y cuando este fin llega, se acaba todo, me parece que
Freud decía que la muerte no existe en el inconsciente. El
pensamiento
del hombre es incompatible con la idea de la muerte, y esto se nota muy
claramente cuando muere una persona querida. No entiendes que no
esté y
la continúas buscando. Llega un momento que renuncias
supongo porque
debes continuar viviendo. A pesar de ello muchas
veces la persona
fallecida aparece y se presenta. Hay mucha gente que dialoga con los
muertos, hablan con ellos , porque están.
Antes
hablabas del mundo oculto. También he leído que
alguna vez has
comentado: "¿Quién quiere saber nada de la
verdad?", y lo subscribo
como psicoanalista. Hay patologías muy serias que se
enfrentan a la
verdad.
Sí, es verdad, porque debes
enfrentar las cosas
desconocidas que hay en ti, las más oscuras, porque en el
hombre
también hay mucha oscuridad. Pensemos por ejemplo,
en el accidente de
avión de German Wings. ¿Cómo puede ser
que alguien sea capaz de hacer
una cosa así? Este atroz suceso nos muestra la
oscuridad que hay en el
ser humano. No sé si recordáis que al final del
señor de las moscas,
aquella historia en que unos niños se quedan en una isla y
cometen todo
tipo de atrocidades, rescatan estos niños, y un
niño, al ver que lo
rescatan, se echa a llorar. Quien le rescata le pregunta por
qué llora
ahora que lo han rescatado, y el niño dice: "Lloro por la
oscuridad que
hay al corazón del hombre". Después de
vivir todo lo que pasó, se
preguntó cómo pudimos hacer lo que
hicimos…
Cuando has mencionado la oscuridad, he pensado en los niños.
Los
cuentos son maravillosos, porque hacen patente todo lo que somos. En el
cuento de Caperucita Roja Bettelheim ve el acceso al mundo
adulto , el
paso del niño a adulto, relacionamos este cuento
con los adolescentes,
aparece el bosque, la prohibición de hablar con el
lobo… este
simboliza el sexo, la
noche, la droga, el lobo son todas estas
experiencias que un adolescente debe enfrentar , si no se
enfrenta va
errado, si bien es verdad que hay que tener
cuidado, no podemos
dejar lo de lado al lobo ya que representa lo más primario
lo que hay
que domeñar, pero a la vez también es
fuente de vitalidad .
Entrevista realizada por
Ana Molinaro Maturano col. 1685
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