Entrevista Psicurt, festival de cortometrajes sobre salud mental: Diego Rufo, director d'Anhela

Les entrevistes Psicurt són entrevistes amb els directors dels curtmetratges que s'hi han presentat a concurs, per conèixer les seves motivacions inicials, les anàlisis sobre salut mental que van fer a l'hora d'abordar-la, i els canvis i transformacions que es van esdevenir durant el rodatge o muntatge posterior. Escollir la temàtica de la salut mental i presentar la filmació a un festival canvia alguns posicionaments apriorístics?

Parlem amb Diego Rufo, director d’Anhela.

 

Ahela  (2017)

A vegades, l’únic anhel és entrellaçar el dolor i l’amor.


1.           ¿Cómo se te ocurrió la idea del cortometraje que presentaste en el Psicurt de 2017?

La idea de ‘Anhela’ surgió de un programa de Salvados emitido en octubre de 2016 titulado ‘La buena muerte’. En él, se abordaba el tema de la eutanasia, los cuidados paliativos y el derecho a una muerte digna a través de entrevistas con distintos especialistas desde el punto de vista médico y legal, y con Carlos Martínez, que padece ELA, y su mujer Kate Walters desde el punto de vista personal. En un momento dado en esta última entrevista, Jordi Évole le pregunta a Carlos cómo cree que sería su muerte y cómo le gustaría que fuese. La imagen que describió sobre su deseo de poder morir tumbado en su cama, tomando una copa de champán, escuchando música y despidiéndose de sus hijos y de su mujer, me resultó tan hermosa y estremecedora, y me resultó tan injusto que esa situación no fuera posible dentro del marco legal actual, que sentí que tenía representarlo para que después de verlo pudiésemos preguntarnos “¿por qué no?”.

 

2.           ¿Qué retos supone para un realizador audiovisual tratar temas sobre salud mental?

En mi caso debo admitir que surgió en cierto modo de forma involuntaria. De hecho, cuando me enteré de la selección en el Psicurt me sorprendió formar parte de un festival de cortometrajes sobre salud mental, pues, personalmente, nunca me había planteado que ‘Anhela’ estuviese girando en torno al tema, ya que uno tiende a interpretar términos como “salud mental” desde la perspectiva de las enfermedades mentales tales como la esquizofrenia o la depresión, y en mi caso lo que había abordado era justamente el contrario: el de la enfermedad física desde la lucidez mental. Sin embargo, a raíz de la selección me di cuenta de que ¡claro que lo estaba tratando! Al girar en torno a la muerte y a la asunción de la enfermedad tanto desde el punto de vista personal como familiar, de lo que estás hablando es de serenidad, de empatía, de duelo… y eso sin duda es hablar directamente de salud mental.

 

3.           El cine y la psicología son dos disciplinas que tienen puntos en común (inconsciente de las personas, interpretación, etc.), ¿estos aspectos ayudan a preparar un nuevo proyecto?

Personalmente, creo que no hay forma de abordar el cine al margen de la psicología. Ya no sólo como inspiración a la hora de contar historias, pues siempre se intenta abordar un momento vital (es decir, un estado psicológico) de los personajes, sino desde el punto de vista de la experiencia misma de la visualización. Por una parte, porque la psicología no deja de ser el puente entre el personaje y el espectador a través de la empatía; por otra, porque el cine, al fin y al cabo, no deja de ser una experiencia perceptiva que confronta directamente con la psique del espectador para indagar en ella a través de la emoción o incluso de la reflexión. De hecho, he de admitir que dos de los libros sobre cine que más me han impactado han sido ‘El significante imaginario’ de Christian Metz, sobre la relación entre cine y psicoanálisis, y ‘El cine o el hombre imaginario’ de Edgar Morin, que era una lectura psicológica del cine desde la antropología.

 

4.           ¿Cómo afrontas el trabajo y la dirección de actores?

En primer lugar, lo que más intento fomentar es la familiaridad y la confianza tanto entre los actores como con el entorno, ya sea a través de encuentros más informales para hablar del proyecto o realizando ensayos en el mismo sitio donde van a tener que llevar a cabo la interpretación. De ese modo, en el día del rodaje puedes paliar la incertidumbre y así dejarles todo el espacio mental posible para centrarse en el momento vital y la psicología de sus personajes al mismo tiempo que permites que salte esa chispa entre los personajes que resulta casi imposible de fingir. En el caso de María Carpio y Juan Erro, los protagonistas de ‘Anhela’, tuve una suerte tremenda, pues entre ellos la relación fluyó de maravilla desde el principio y todo este proceso fue muy natural, consiguiendo llevar aún más lejos de lo que esperaba muchas de las sensaciones que quería transmitir. De hecho, aunque intento siempre dar unas pautas y un contexto al principio del rodaje como impulso para recordarles qué es lo que entiendo que deben transmitir sus personajes, siempre me suelo fiar bastante de su intuición a la hora de ponerse en la piel de estos, hasta el punto de que si no se sienten cómodos realizando alguna acción del guion siempre estoy dispuesto a buscar alternativas con ellos, ya que entiendo que si ellos como intérpretes no se sienten cómodos haciendo algo probablemente sea porque el personaje tampoco se sentiría cómodo llevándolo a cabo. Aunque el director sea el que tenga que defender la visión de la obra, los actores son los que, al fin y al cabo, son los que mejor entienden a los personajes.

 

 

5.           ¿El hecho de participar en un festival de estas características beneficia al cortometraje para su posterior recorrido?

En mi caso da la casualidad de que fue el festival que dio el pistoletazo de salida a todas las selecciones posteriores, así que sí, por supuesto. En cualquier caso, fuera de lo anecdótico, creo que más allá de la temática, la cuidada selección de cortometrajes y el buen hacer de los organizadores en todos los ámbitos hacen que acabe siendo una carta de presentación magnífica de cara a otros festivales. Estoy convencido, de hecho, de que si sigue este camino con el paso de los años terminará por ser una gran referencia.

 

6.           ¿Cuál es la lectura que hace el público una vez visionado el corto?

         En general, la lectura está siendo bastante positiva y en muchos casos muy emotiva. Ver cómo hay gente que ha vivido una experiencia similar y que se acerca y te felicita o incluso te da las gracias por haber abordado el tema siempre me resulta emocionante y tremendamente satisfactorio a nivel personal. Pensar que es un corto que emociona pero al mismo tiempo consuela para mí es un alago. Es cierto que tal vez lo que más le cueste a alguna parte del público (y es un riesgo que estuve dispuesto a correr) sea, precisamente, dar el salto del plano personal e íntimo al plano político y reivindicativo, pero es algo que en cuanto se reflexiona o se debate sobre él acaba siendo una consecuencia que surge de forma muy natural.

 

7.           ¿Te planteas seguir haciendo proyectos que se puedan englobar en el marco de la salud mental?

Sí, desde luego. Aunque, como decía un poco antes, no creo que lo haga necesariamente de forma consciente. Al final, la salud mental abarca tantos aspectos de la vida cotidiana que, de una forma o de otra estoy seguro de que acabará estando presente en cualquiera de las historias que quiera contar, pues si algo me atrae del cine es justamente esa capacidad única que tiene para sumergir al espectador en vidas, situaciones y decisiones que el espectador pueda meter en la mochila de la experiencia para ayudarle a afrontar con mayor serenidad su propia vida.

 

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