“El mindfulness
tiene un efecto muy positivo
en muchos aspectos del currículum, y en muchos aspectos de
la persona” Pilar
Aguilera, Escuelas Despiertas
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Pilar Aguilera es la impulsora y directora del
programa Escuelas despiertas: Mindfulness
aplicado en
la educación e integrado en el Instituto de
Ciencias de la Educación (ICE)
de la Universidad de Barcelona. Su extensa formación
pedagógica incluye, entre
otros, un máster en liderazgo institucional y
educación emocional en Gran
Bretaña y estudios de doctorado en el ámbito de
la intervención de programas de
educación emocional y evaluación educativa. Lleva
más de veinte años dedicada a
la meditación, muy estrechamente vinculada al Centro de
Práctica Plum Village y
a la tradición del maestro Thich Nhat Hanh.
Próximamente, contaremos con ella
en la Jornada
Mindfulness entra a l'escola que
tendrá lugar en
la sala de actos del COPC en Barcelona, el 19
de octubre.
Para inscribirte a la Jornada, clica
este enlace. |
1.
¿De dónde sale la idea de
aplicar esta práctica en el
entorno escolar?
Desde la comunidad de Thich Nhat Hanh nos
preguntábamos
hace años sobre la necesidad de llevar la
práctica del mindfulness a las
escuelas y sobre los enormes beneficios que esta práctica
puede ofrecer al
profesorado y alumnado de las escuelas.
En el ámbito educativo, el profesorado
y el alumnado en
general necesitan más herramientas para conocerse mejor,
habitar más la calma, estar
en contacto con su propio ser y bienestar, y ofrecer un aprendizaje
mucho más
eficaz y que pueda inspirar la motivación del alumnado. En
la actualidad se
hace relevante participar de una educación en la que los
niños se sientan más
libres interiormente y tengan más oportunidades de
decisión basada en su propia
libertad interior; que aprendan a conectar con sus propias emociones, y
a saber
gestionarlas y comprenderlas.
Esto puede
mejorar muchísimo el rendimiento escolar y a la vez el
desarrollo integral de
los niños.
2.
¿La práctica que se
desarrolla en las escuelas es
diferente a la práctica que se realiza en otros entornos
(empresa, centros
especializados, etc.)?
En parte es similar y también
diferente. Similar, porque
finalmente lo que se desea trasmitir es un estado de presencia y de
habitar el
momento presente con más
bienestar,
felicidad y libertad. Se desea acceder a tu propia felicidad interior,
porque
este estado de presencia permite aprender a cuidarte y a regar las
semillas
nutritivas que hay en ti. En cuanto a la finalidad es similar en la
empresa y
en la educación.
Pero también es diferente,
porque en el
ámbito educativo
requerimos de conocimientos pedagógicos para ade-
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cuar la metodología y los
programas basados en mindfulness al currículum establecido y
al proyecto
educativo del centro. Es clave diseñar intervenciones bien
adecuadas de acuerdo
a la madurez del alumnado con actividades que reúnan las
condiciones para que
el alumnado vaya accediendo a su consciencia plena de una manera
gradual,
dinámica y cargada de sentido. Para ello es importe que
el profesorado acceda
de primera mano a experimentar el mindfulness en ellos mismos en primer
lugar. Está claro que si
no
practicamos como |
profesorado no podremos transmitir
aquello que no somos. La clave está en ti misma como
educadora. Además también
se requiere del diseño de programas de calidad adaptados al
contexto de la
comunidad educativa para que la práctica del mindfulness
pueda llegar
profundamente a las escuelas y sostenerse a largo término
con más rigor.
3.
Entonces, ¿hay un tipo de
práctica para alumnos y otro
tipo de práctica para profesores?
Primeramente el profesorado ha de incorporar la
práctica
de la plena consciencia en sí mismo. El profesorado necesita
vivir la práctica
del mindfulness en primera persona, necesita cuidarse a sí
mismo para, de
manera implícita, transmitir ese estado de presencia y de
cuidado al alumnado
en su forma de hacer, de gestionar la enseñanza y el
aprendizaje, y de estar
receptivo ante el alumnado. A veces las escuelas demandan programas
para
aplicar directamente en el aula, y no es así cómo
funciona la práctica del
mindfulness. Tenemos que empezar con nosotros. En el programa Escuelas
Despiertas disponemos de un nivel 1 para cultivar la plena consciencia
del
educador. Tu propia
práctica personal
como educadora ya es mucho, porque con tu manera de ser ya
estás,
implícitamente, modelando la manera de reconocer y estar
presente para tu
alumnado. También tu propia práctica te ayuda a
ser más creativo y priorizar el
tipo de aprendizaje qué es más efectivo para tu
alumnado. Nuestra clase es un
jardín y, como profesores, debemos desarrollar el arte de
regarla con los
mejores nutrientes.
Una vez que hemos internalizado la
práctica del
mindfulness a través del nivel 1 en Escuelas Despiertas
disponemos de un nivel
2 a través del cual sí que puedes introducir un
programa más explícito y
elaborado, más estructurado, para poder llevar esa plena
consciencia al
alumnado de una manera muy rigurosa. Tenemos que cuidar las
actividades, el
modo de introducirlas, que estén secuenciadas y sean dinámicas
para asegurarnos que el alumnado es receptivo a la
intervención y que
ésta está ofreciendo sus frutos. Por lo tanto, el
profesorado requiere, no
solamente de una práctica sólida y verdadera,
sino también de unos
conocimientos básicos en la implementación de
intervenciones de calidad en el
aula y en la escuela que fomenten el florecimiento de la plena
consciencia de
la comunidad educativa.
4.
¿Quién debe ser la persona
que guie los ejercicios de la
práctica del mindfulness en las escuelas?
El propio profesor debe ser el protagonista de esa
intervención en la escuela con la ayuda y
orientación de un experto. El modelo
del programa Escuelas Despiertas dispone de un nivel 1 en el que
apoyamos al
profesorado en el cultivo de la plena consciencia en sí
mismo. Después a través
del nivel 2, el profesorado se forma en dinámicas,
metodologías, modelos de
intervención para introducir en el aula, tanto con los
niños como con los
adolescentes y a nivel transversal en toda la escuela. Pero primero
empezamos
con el profesorado. Si no empezamos con ellos mismos, no se podemos ir
más
allá.
5.
¿Es una práctica habitual en
las escuelas de nuestro
país?
Está creciendo muy
rápidamente en los centros educativos.
Hace unos diez años ya había algunas escuelas
pioneras que confiaban en estos
métodos y ya lo estaban introduciendo como
práctica habitual pero de un modo poco
visible y casi todas a través de la educación
emocional. Pero ahora, debido a
los buenos resultados de estudios e investigaciones que se
están publicando
últimamente, el profesorado y la dirección de los
centros cada vez confía más
en la plena consciencia y es más popular. A
través de los programas de
formación que realizo en las escuelas, el profesorado queda
encantado y muy
feliz y satisfecho. Ellos adquieren unas prácticas que les
apoyan en su propio
camino de interiorización, y herramientas que a los
niños les encantan y con las
cuales aprenden fácilmente a tomar consciencia de su
respiración, a gestionar
sus emociones, y desarrollar relaciones interpersonales más
fluidas y
cuidadosas. Los resultados tan positivos que ofrece el mindfulness en
las
escuelas hace que cada vez sea más popular, que la voz se
corra, y que crezca
el número de escuelas que está introduciendo esta
metodología en las aulas.
6.
¿Qué beneficios aporta a
profesores y alumnos?
El mindfulness tiene un efecto muy positivo en
muchos
aspectos del aprendizaje, de la salud mental y del bienestar. En los
practicantes se observa un mayor nivel de bienestar, más
atención, más
concentración, un mayor rendimiento académico,
más capacidad para desarrollar
relaciones sociales más fluidas y amables con los
compañeros de clase, más
comprensión y vínculo entre profesorado y
alumnado, mejores relaciones de los
niños con sus padres (porque a veces son los propios
niños quienes trasladan
esas práctica a las familias). El mindfulness es una
práctica que debería ser
la base del aprendizaje en las escuelas. En todas las escuelas se
debería tomar
la meditación y el mindfulness muy en serio. No como
asignatura, sino como unos
valores de vida que los profesores aprenden a potenciar en su
día a día, que
está presente activamente en el claustro de la escuela, y va
irradiando
progresivamente en la manera de hacer, en la manera de gestionar el
aprendizaje,
en la manera de tomar decisiones importantes para la comunidad escolar,
en la
manera de desarrollar proyectos que fomenten la interioridad de la
comunidad y
un clima emocional mucho más nutritivo para todos los
agentes de la comunidad
escolar.